Por:
Tatiana Ramírez Sandoval
Hay quienes
se sorprenden de esas personas que viajan sin un capital de un país a otro, de
las diferentes maneras como se rebuscan
el dinero para continuar sus viajes, que tienen sitio fijo de partida pero un
fin incierto.
Todo empieza
con largos períodos de viaje que se pueden extender por meses y hasta años, pero
terminan cuando ellos deciden radicarse un tiempo en el lugar que les pareció
encantador, es importante resaltar esa experiencias
buenas que podrían ser desde un romance que perdura en la distancia con la promesa
de volverse a encontrar, matrimonios con ritos indígenas, la llegada sorpresiva
de un bebé que los obligará a quedarse donde estén o en el peor de los casos malas experiencias como someterse a una
violación o a la muerte, sonará muy trágico, pero ellos son conscientes de todo
lo que implica asumir este riesgo y prefieren mejor destacar lo bueno como la
oportunidad de conocer otros viajeros que los acompañen a lugares que jamás
pensaron conocer.
¿Creen que
exista la posibilidad de viajar sin dinero? Puede resultar descabellado eso de andar
por el mundo con los bolsillos sin tener ceros que abunden a la derecha, pero
es posible para quienes tienen ese espíritu de aventura. “Lo imposible sólo está en las limitaciones que conservamos en la mente
desde la niñez”.
Las alternativas de rebusque de estos aventureros, van desde
hacer malabares en semáforos, crear artesanías para vender, preparar platos
típicos (sólo si existe la posibilidad de conseguir los ingredientes), hacer
caricaturas en vivo, cantar o trabajar en bares, discotecas, restaurantes,
almacenes, entre otros sitios ubicados en las playas o ciudades de varios
países.
Estos
viajeros sin límites solo necesitan tener esa ¿virtud o cualidad? que en
Colombia llamamos “berraquera”, algo
sumamente peligroso para quienes no han salido de su zona de comodidad o confort porque le temen a lo desconocido y
creen que cambiar es sinónimo de retroceder, cuando en realidad un viaje solo
significa “Ampliar tu zona de
aprendizaje”. Entonces, decide si empacas tu maleta y das el primer paso.
Para Baudelaire, el viaje es la mejor escuela; claro, eso depende de la consistencia de tu bagaje intelectual y existencial, si tu objetivo no es meramente econômico... Si te embarcas, entonces, es mejor partir ligero de equipaje, como aconsejaba Antonio Machado : "caminante no hay camino, sôlo surcos en la mar..." En todo caso, el hàbeas corpus del extranamiento no nos cae mal a los colombianos, pues, igual que los cariocas, somos bastante limitados, a la hora de ponernos en "la piel del otro" : la otredad, como decïa Octavio Paz, no es nuestro fuerte... Hablando de exilios, te recomiendo la lectura del desaparecido Roberto BOLANO : un viaje al fondo de la ALTERIDAD màs extrema!!!
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