Phánor Terán, desde Tunía,
patrimonio cultural del Municipio de Piendamó
Culminó con total éxito el XXIII
Festival Internacional de Música Clásica en Santander de Quilichao y otros
municipios del Cauca
Con una masiva asistencia y con
los mayores elogios por la calidad artística, culminó en Santander de Quilichao
y otros municipios del Cauca, el XXIII Festival Internacional de Música
Clásica, bajo la dirección de Emith Montilla Echavarría, fundadora del Festival,
quien una vez más demostró total entrega por la difusión de la cultura buscando
mejor calidad de vida para las comunidades de Santander de Quilichao,
incluyendo los corregimientos de Mondomo y San Antonio, y los municipios de
Miranda, Corregimiento El Ortigal, Piendamó y el Corregimiento de Tunía; El
Tambo, La Sierra y el municipio de Puerto Tejada.
Recuperado
de correo Electrónico remitido por Enith Montilla, el 3 de Abril de 2.013
No puedo hablar por lo sucedido en otros municipios.
Desde hace ya varios años, ha venido siendo costumbre que el
Festival Internacional de Música Clásica, concentrado en Popayán, se
descentralice, como se dice en el argot oficial.
Esa descentralización que sin lugar a dudas permite que municipios
y áreas rurales participen de acontecimientos artísticos como el de la Música,
es también una forma de financiar y sostenerse el mismo Festival, pues, para
ello, se hace necesario o es condición el permitir que los recursos
departamentales y municipales se capten.
En Tunía, la programación de Música Clásica consistió en una
RETRETA que incluyó una obertura, dos piezas de jazz que los intérpretes, las
cuales, en especial los percusionistas, acompañaban con el condongueo,
musarañas y goce adecuado. A más de un pasodoble. Tan festivo pareció el
programa que un borrachito incluido pidió “otra”, a grito de voz en cuello.
Tal programación retreteril de música “clásica”, se llevó a cabo
en el interior de la iglesia, que no estaba acondicionada para ello, pues buena
parte la ocupaban los pasos de las procesiones, entre el entrar y salir del
pueblo en aquello que parecía más bien el templo de Jerusalén que encontró
Cristo atestado de comerciantes y verduleros. La misma agrupación difícilmente
se pudo acomodar pues el altar estaba adornado profusamente para la ocasión
religiosa. Razón por la cual, puede ser, del verbo quién sabe, que ello animó
al carácter festivo de los intérpretes visitantes.
No está por demás decir, que si se hubiese anunciado RETRETA pues
el asunto no revestiría mayor importancia en estos tiempos de gestos
iconoclastas y de mal gusto. Pero el evento en cuestión, fue anunciado como un
CONCIERTO.
Que se sepa se habla de CONCIERTOS, cuando se instrumentan
ejecuciones musicales que exaltan el diálogo entre un instrumento, llámese
piano, batería, oboe, violín o zampoña con otros instrumentos o con la orquesta
en su conjunto. Y por extensión puede hablarse de CONCIERTO, cuando hay la
exhibición virtuosa de unos instrumentos específicos como una guitarra, o un
carángano, con un programa variado por sus contenidos.
Bueno, y mucho menos hablar de tal tipo de programas en medio de
una ocasión sagrada. Eso pienso. Al menos que ya la consabida Semana Santa de
tanga en Cartagena o en cualquier balneario se quiera o se haya trasladado a
los mismos recintos religiosos, o que en el afán democrático de esta
postmodernidad sea de interés supremo, el integrar a las zonas urbanas y
rurales a este carnaval y feria del presupuesto público.
Ni tontos que fuéramos. Calidad de vida, que llaman. Puaf!
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