jueves, 4 de abril de 2013

Suena, más bien, a risa


Phánor Terán, desde Tunía, patrimonio cultural del Municipio de Piendamó

Culminó con total éxito el XXIII Festival Internacional de Música Clásica en Santander de Quilichao y otros municipios del Cauca
Con una masiva asistencia y con los mayores elogios por la calidad artística, culminó en Santander de Quilichao y otros municipios del Cauca, el XXIII Festival Internacional de Música Clásica, bajo la dirección de Emith Montilla Echavarría, fundadora del Festival, quien una vez más demostró total entrega por la difusión de la cultura buscando mejor calidad de vida para las comunidades de Santander de Quilichao, incluyendo los corregimientos de Mondomo y San Antonio, y los municipios de Miranda, Corregimiento El Ortigal, Piendamó y el Corregimiento de Tunía; El Tambo, La Sierra y el municipio de Puerto Tejada.

Recuperado de correo Electrónico remitido por Enith Montilla, el 3 de Abril de 2.013

No puedo hablar por lo sucedido en otros municipios.

Desde hace ya varios años, ha venido siendo costumbre que el Festival Internacional de Música Clásica, concentrado en Popayán, se descentralice, como se dice en el argot oficial.

Esa descentralización que sin lugar a dudas permite que municipios y áreas rurales participen de acontecimientos artísticos como el de la Música, es también una forma de financiar y sostenerse el mismo Festival, pues, para ello, se hace necesario o es condición el permitir que los recursos departamentales y municipales se capten.

En Tunía, la programación de Música Clásica consistió en una RETRETA que incluyó una obertura, dos piezas de jazz que los intérpretes, las cuales, en especial los percusionistas, acompañaban con el condongueo, musarañas y goce adecuado. A más de un pasodoble. Tan festivo pareció el programa que un borrachito incluido pidió “otra”, a grito de voz en cuello.

Tal programación retreteril de música “clásica”, se llevó a cabo en el interior de la iglesia, que no estaba acondicionada para ello, pues buena parte la ocupaban los pasos de las procesiones, entre el entrar y salir del pueblo en aquello que parecía más bien el templo de Jerusalén que encontró Cristo atestado de comerciantes y verduleros. La misma agrupación difícilmente se pudo acomodar pues el altar estaba adornado profusamente para la ocasión religiosa. Razón por la cual, puede ser, del verbo quién sabe, que ello animó al carácter festivo de los intérpretes visitantes.

No está por demás decir, que si se hubiese anunciado RETRETA pues el asunto no revestiría mayor importancia en estos tiempos de gestos iconoclastas y de mal gusto. Pero el evento en cuestión, fue anunciado como un CONCIERTO.

Que se sepa se habla de CONCIERTOS, cuando se instrumentan ejecuciones musicales que exaltan el diálogo entre un instrumento, llámese piano, batería, oboe, violín o zampoña con otros instrumentos o con la orquesta en su conjunto. Y por extensión puede hablarse de CONCIERTO, cuando hay la exhibición virtuosa de unos instrumentos específicos como una guitarra, o un carángano, con un programa variado por sus contenidos.

Bueno, y mucho menos hablar de tal tipo de programas en medio de una ocasión sagrada. Eso pienso. Al menos que ya la consabida Semana Santa de tanga en Cartagena o en cualquier balneario se quiera o se haya trasladado a los mismos recintos religiosos, o que en el afán democrático de esta postmodernidad sea de interés supremo, el integrar a las zonas urbanas y rurales a este carnaval y feria del presupuesto público.

Ni tontos que fuéramos. Calidad de vida, que llaman. Puaf!

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